Estas fotografías de Hans Namuth, fotógrafo de artistas, recordado por las fotos
que hiciera con Pollock chorreando pintura, actitud de Jackson que siempre
me pareció ligada al gesto del sembrador; son fotografías para la posteridad, son
fotos de un artista que retratan a otro artista, si la foto es buena puede ser recordada
y arrastrar en su memoria a los dos implicados. Aunque quién sabe, ya que son tantos
los retratos anónimos o mal adjudicados, que los retratos sin nombre son muchos
más que los nombrados. Los retratos fueron hechos en sesiones distintas o acaso
los retratados fueron cambiando el vestuario, algo engorroso y poco probable.
De todas formas, llama la atención la llave que Jo lleva en su pecho a la que incluso
rodea con su mano cuando, detrás de su esposo, lo observa cuando el simula pintar
la obra con la cual pudo congelar dorado para siempre al Mono Transparente.
Es una llave cualquiera, moderna, que no cuelga como adorno ni como la cruz
cristiana que testimonia la fe de Jo. Es una pequeña llave importante sino no
estaría tan presente en los retratos para la posteridad realizados por
aquel fotógrafo que inmortalizó al enemigo de Edward, a Jackson Pollock,
el furibundo expresionista abstracto que llegó a eclipsar la fama de Hopper.
Es una llave de alguna caja de dinero, de algún mueble de bebidas alcohólicas
o medicamentos salvadores, de algún archivero de fotos escabrosas, o acaso
la llave de una pequeña ventana por donde dejar entrar a los monos putativos.
Es una llave que siempre debe Jo llevar colgando, de algo que administra ella
y desea o necesita Edward o ella. En las fotos cambia los colgantes, aros y cruces
pero repite la llave; no es pertinente alegar una falla de la memoria para
tener la llave siempre a mano, podría haberla llevado bajo la ropa para esta
importante fotografía. No, nos quiere señalar que ella es la dueña del acceso
preciado o necesario a algo muy importante, nos dice que
ella tiene la llave que domina a Hopper.
Análisis: bb
