miércoles, 23 de marzo de 2011

Los culos de los gauchos de Blanes.









El excelente pintor de Historia uruguayo Juan Manuel Blanes, tuvo el rol de pintor pionero, testigo del nacimiento de dos Repúblicas: Argentina y Uruguay. En tiempos en que los Estados encargaban pinturas para que presidieran lugares simbólicamente importantes, Blanes se especializó en la instantánea histórica. Ayudado por la naciente fotografía, herramienta técnica indispensable para la documentación, sus composiciones pictóricas enormes cuentan historias fundacionales y señalan héroes para la Historia y para emularlos desde la devoción republicana. Como también era propio de la época, el tipo social del gaucho era objeto de reproducción artística
porque todos los pintores viajeros lo habían señalado, junto al indio, como distinto a todo lo conocido en Europa y era, por lo tanto pasible de reproducción exótica. Los gauchos que retrata Blanes tienen además de los rasgos distintivos elementos y características que remiten a modelos homosexuales. En todos ellos el culo y su postura derivada nos presenta gauchos que parecen ser bombones para el especialista pederasta, que parecen un muestreo de las poses sensuales que los hijos de la Patria, ensayaban para que les den “por culo”. Hay dulces varones entre los gauchos de Blanes que lucen ofrecidos al abrazo fraterno, otros que enarbolan el culo al ofrecerlo al espectador, varios se muestran apoyados en palenques, ya sea por coquetos, o cansados luego del amoroso apriete que la pampa guarda memoriosa en su retina. Borges decía que el gaucho había sido creado para distraer al caballo, Blanes nos agrega que entre esos masculinos jinetes había algunos para distraer a sus compadres y distraerse con ellos también si acaso cabiere o cupiere. En todos los casos la postura adoptada es una que exalta una nalga sobre la otra, al adoptar un “Contraposto” sensual y provocativo. El Chiripá, la faja, el poncho y el calzoncillo que visten los gauchos, le da a todo el conjunto un toque de lencería étnica que puede inflamar la imaginación del espectador. En el gaucho que tiene las manos detrás de la nuca, se ve el clásico trabajo al óleo. Blanes por mala mezcla o por utilizar pigmentos inestables a la acción de la luz u otros fenómenos naturales, el gaucho “propiamente puto”, (al decir de de Núñez de Pineda y Bascuñán en 1863, refiriéndose a los indios australes. Ver Museo del Bicho), está desapareciendo, ese amoroso gaucho está desapareciendo de a poco. Y al hacerlo nos muestra la técnica al óleo, de la superposición de capas pintadas sucesivamente. En este caso queda claro que Blanes terminó de pintar el prado con el fondo de árboles y luego le pintó el gaucho encima. Esta antigua técnica se repite en la maravillosa batería de herramientas del Photoshop, el trabajo por capas es similar en concepto a lo que hacía Blanes al pintar como los antiguos flamencos. El blanco de las mangas del gauchito fantasma se mantiene por ser el blanco muy estable pero con tendencia a
volverse amarillo.
Te saco el poncho pampa
y te desato la faja colorida.
Deslizo el bordado chiripá
para luego yacer en él.
Bajo tu largo calzoncillo,
que al estar tan inmundo
ya el blanco no rememora.
Te desmonto las espuelas
y con mucho asco, descalzo
tus sucias botas de potro.
Y ya sin chaleco de cuero
ni camiseta de pura lana.
Te la pongo de pie puntilla.
Con el sombrero puesto,
y esa medallita milagrosa
rebotando contra tu pecho.
Y al caernos en el chiripá
monto como criollo de ley
sobre este gaucho ladino
que anhela volverse china
y empieza a serlo por detrás.
Análisis y verso: BB